sábado, 2 de abril de 2011

La Señal de esta Generación.


Mantequilla y Miel


Habló también Jehová a Acaz, diciendo:


Isa 7:11 Pide para ti señal de Jehová tu Dios, demandándola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto.


Isa 7:12 Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré a Jehová.


Isa 7:13 Dijo entonces Isaías: Oíd ahora, casa de David. ¿Os es poco el ser molestos a los hombres, sino que también lo seáis a mi Dios?


Isa 7:14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (esto es Dios con nosotros).


Isa 7:15 Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.

Isa 7:16 Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos reyes que tú temes será abandonada.


Quiero compartir sobre este pasaje, precisamente porque en este último tiempo para mí ha tomado un profundo y mayor significado y creo que para muchos que están leyendo esto también lo será.


No está demás decir que esto recuerda lo que el Espíritu nos ha estado enseñando y seguir tomando un mayor peso de esto.


Cada uno de los que hemos tomado la decisión de entrar al Reino de Dios, de ser de los violentos que lo arrebatan, ha sometido su voluntad ya no a lo que queremos, sino a lo que Dios quiere que hagamos.


Hace mucho tiempo escuché una prédica del pastor Cash Luna que habla acerca de esto.

Nuestro desarrollo hacia la madurez espiritual mientras somos alimentados con mantequilla y miel.


Como está resaltado el texto, cada uno de quienes nos hemos propuesto ser formados en Él llegará a un momento en la vida en que deberá escoger lo bueno y desechar lo malo.

Siendo niños en su Reino pero con madurez.


Yo no sé si te gusta más la mantequilla que la miel, aunque yo voy más por la miel, pero seguro llegará un momento en que tendrás que decidir.

De esto me alimento y de esto no.


Y en ese momento te darás cuenta que habrá una señal, la Señal del Hijo del Hombre.


Entonces aparecerá la Señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Mt. 24.30


Porque así como Jonás fue señal a los ninivitas, también lo será el Hijo del Hombre a esta generación. Lc. 11.30


No quiero sacar de contexto este pasaje, sino que compartir acerca de lo que Dios me enseñó y profundizó acerca de esto mismo.


Anhelamos la manifestación gloriosa de los Hijos de Dios, y algo me quebró el entendimiento cuando Dios me recordó el pasaje de Isaías.


¡En tí Yo Soy formado para que seas por Señal!


El Rey Acaz en su incredulidad no quiso pedir señal a Dios, pero el profeta Isaías lo reprende y amonesta a que la demande, y es más, le dice:


¡Por tanto, el Señor mismo os dará señal!


Y Dios me decía fuertemente sobre esta generación:


¡Mi Señal eres tú! ¡Mi Señal eres tú!


¡Cristo mismo formándose en ti!


Formándose desde tu Interior, creando su Carácter, su Forma, su Ser, su Rostro.


La Generación de Hijos siendo una referencia viva para este tiempo.


Por mucho tiempo hemos esperado un avivamiento, como se impartía en Antorchas, es necesario SER ese avivamiento.


Hemos esperado ver la señal del Hijo del Hombre, pero sin duda podemos SER esa señal.


Así como Esteban, lleno del Espíritu Santo alzando los ojos al cielo dijo:


He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.” Hch. 7.56


Si te detienes a analizar la muerte de Esteban fue la misma señal de Cristo para los hombres manifestándose una vez más. Cristo formado en Él y mirándolo cara a cara.


Fue la señal para la posterior conversión del apóstol Pablo.


¿Cuánto estamos dispuestos a rendirnos a Él? ¿Cuál es mi nivel de compromiso?


Cristo naciendo en nosotros, engendrándose día a día en nosotros.


Creo y anhelo, sin lugar a duda, seguir viendo los cielos abiertos continuamente sobre mi ciudad, mi gente, mi nación y a Jesús a la diestra del Padre que está hablando sobre esta generación, diciéndonos a cada uno de nosotros:


¡Mi Señal eres Tú! ¡Eres Tú! ¡Eres Tú!



Pablo Ávila.

Hijo de Paz.

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