martes, 1 de marzo de 2011

AYUNAR ES ALIMENTARSE BIEN... (PARTE 2)

Mes

Tribu

Letra

Nisán Aviv

Judá

Hei

(Flor Tierna/Brote)

(aliento del habla)

Iar

Isacar

Vav

(pensamiento correcto)

Sivan

Zabulón

Zain

(Arma/caminar en el movimiento correcto)

Tamuz

Rubén

Jet

(visión)

(Temor de Dios)

Av

Simón

Thet

(oído)

(Bueno)

Elul

Gad

Iud

(acción rectificación)

(Mano)

Tishrei

Efraín

Laméd

(Fructífero)

(Corazón)

Jeshvan

Manasés

Nun

(soplo)

(Cincuenta/equilibrio)

Kislev

Benjamin

Samej

(Descanso)

(Confianza)


Tevet

Dan

Ain

(Juzgar/Ira)

(Ojo)

Shevat

Aser

Tzadik

(Rel. Alimento)

(Justo)

Adar

Neftalí

Kuf

(Rel. Risa)

(Mono/Fiesta del Purim)

Fuente:
http://webcache.googleusercontent.com/search?hl=es&q=cache:4DF8RtTUuhQJ:http://www.jabadlaplata.org.ar/lecturas-articulos-id_42.htm+significado+Sivan&ct=clnk

Ahora bien, cuando Jesús entró en ayuno de 40 días dice la palabra de Dios que ángeles le servían. Ellos le daban alimento y este alimento provocaba en él fortalecimiento.

Es importante alimentarnos de Él en este tiempo, no solo en lo espiritual, sino que lo espiritual nos dará fortaleza en lo físico.

Retomando la visión, luego de observar el Árbol de la Vida, seguí caminando con el fruto y la hoja en mi mano, y durante el camino veía personas que se me acercaban con hambre, y el Espíritu me decía: Dáles de comer la hoja para sanidad de sus almas, y luego dales el fruto para que reciban mi revelación y sus ojos sean abiertos.

Precisamente al siguiente día después de esto, estuve conversando con una amiga por chat, y ella estaba afligida, yo buscaba motivarla, pero en un momento el Espíritu me dice: Ella no tiene aflicción, lo que tiene es hambre, dale de comer de la hoja y del fruto.

Entonces rápidamente cambié el sentido de mis palabras, y le dije que viera mi mano, que estaba extendiendo mi mano hacia ella y que sostenía una hoja.

Ella cerró sus ojos y me dijo que la estaba viendo, y comenzó a llorar.

Le dije que comiera de la hoja del Árbol de la Vida, que sería sanidad para su alma. Y ella comió, e inmediatamente me contaba que su cuerpo era fortalecido, sentía una sensación de frescura que recorría y fortalecía su ser.

Me decía que nunca había vivido eso, pero que era muy real. Luego de esto extendí mi otra mano con el fruto, y ella comió.

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