martes, 1 de marzo de 2011

AYUNAR ES ALIMENTARSE BIEN... (PARTE 3 Y FINAL)

En ese momento sus ojos fueron abiertos a ver la revelación del Padre sobre ella, ella me contó todo lo que estaba viendo pero no lo comparto debido a que ya es su revelación personal, sin embargo esto le dio mucha fuerza, ya que Dios derribó una estructura importante en su vida a abrirse a la revelación, a ver el mundo espiritual.

Al comer de la hoja tu ser recibe sanidad, y al comer del fruto ella recibió revelación. ¡Y son 12 cosechas! ¡Gloria a Dios! ¿Qué sucederá con nosotros si comemos de cada una de ellas, a cada momento? ¡Aleluya!

También luego de esto el Espíritu concluyó mostrándome mis vestiduras. Me dice: ¿Ves tus vestiduras? Están resplandeciendo, las estoy haciendo resplandecer porque las has lavado en el río de la Vida.

Precisamente en el tiempo anterior a este, Dios me mostraba y a amigos míos, que yo estaba siendo sumergido en ese río, y que mis vestiduras se estaban limpiando. Compartí hace un tiempo atrás como mi mente fue sanada de cauterización en áreas de pecado, y comencé un proceso de limpieza y sanidad interior profundo este último tiempo.

Ahora, hay algo que me sorprendió con respecto a esto. El Espíritu me recuerda:

“Para el mundo lo primordial es comer bien, beber bien y vestirse bien y al final de todo está lo espiritual.

Por esto Jesús les dijo:

No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mt. 6. 31-33

Y luego de recordarme esto me dice: “¿Acaso no te es suficiente comida mi carne, y suficiente bebida mi sangre? Mira ahora delante de ti, para tu sanidad tienes las hojas del Árbol, y para verdadera revelación tienes sus frutos, 12 cosechas para que te sacies.

¿Acaso no te he vestido yo con vestiduras resplandecientes, para tu justificación y santificación, que fueron lavadas por la Sangre del Cordero?

¿Crees que en mi Reino hay necesidad de estas cosas?

Bienaventurados son los que lo buscan, bienaventurados los que son hallados en él, porque desde aquí es manifestado todo lo que necesitan en lo terrenal.

Yo estaba sorprendido, ya que nunca había relacionado de tal forma lo celestial con lo terrenal.

Al siguiente día, estaba en un tiempo de descanso en mi trabajo, y el espíritu me hace leer las recompensas que son dadas a las iglesias en el libro de Apocalipsis.

Me gozaba al ver que muchas de estas recompensas las había visto el día anterior, las vestiduras, el árbol de la vida, el que escribiera su nombre sobre mí, el maná escondido.

Pero el Espíritu me dice: “Esto lo he reservado para los vencedores, para mis valientes, no es algo para un futuro lejano, sino para el que se dispone a ser Más que Vencedor en Cristo. ¡Vive como un vencedor, y tendrás estas recompensas!

Y al darme cuenta, a pesar de todo, me sentía fuerte, me daba cuenta que todo este tiempo el Espíritu me ha estado fortaleciendo, y es como el gimnasta, que tiene una sensación de dolor física después de entrenar, pero sin embargo, se ha fortalecido.

Les invito a leer estos pasajes de las 7 iglesias y el capitulo 22 de apocalipsis, ya que ahí encontrarán mucho de lo que vi.

Creo que este tiempo será un tiempo de gloria, en que muchos veremos cielos abiertos en todo tiempo, para darlo a conocer a aquellos que necesitan comer del Árbol de la Vida, porque sus hojas son sanidad para las naciones, y sus frutos alimento a los que le hallan.

¡Paz de Dios!

Pablo Ávila.

Hijo de Dios.



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